Dividido entre 1

Cuando ella tuvo conciencia, ya eran las seis de la tarde y el cielo ya estaba oscuro adornado con la acostumbrada neblina. Su mejor amiga le llamó para invitarla a una fiesta que le encantaría, y como su dinámica era siempre muy tranquila ella aceptó sin mucho problema. Quedaron en encontrarse todos en el parque más famoso de la ciudad, pero realmente estaban en el Mc Donald’s frente al parque. Era una noche templada a pesar de que el invierno ya tenía varias semanas establecido en la ciudad, y las luces encendidas y con ese color amarillento; brillante, muy brillantes invitaban a las personas a abrazar la ciudad, a zambullirse en ella y entregarse a sus brazos.

La noche continuó como cualquier noche de fiesta: previos en algún lugar más barato, comida chatarra en un lugar aún más barato, y ,luego, cuando ya bien iniciada la madrugada, ir al local de la fiesta. Cuando llegaron, había fila en la entrada, parecía  más larga de lo que fue. Y entraron, y para su sorpresa no era uno de esos galpones horrendos donde siempre esconde la rumba homosexual; la ciudad se visitó de los colores del arcoiris a gritar PROUD+LOUD. El lugar estaba bien acondicionado: tenía vestidor, lugar al aire libre, varias barras, zona VIP, una tarima, y hasta  baños que no olían a excrementos antes de tiempo.

La chica y sus amigos entraron al local, y todo parecía menos que una fiesta divertida; ella culpó a esa nueva ola de popcito lento que está desbordando las emisoras de radio.Pero, no se desanimó. Pareciese que yo puede entenderla mejor de la que ella misma puede, y observarla, incluso desde tan lejos, fue un deleite. Ella primero intentó controlar su cuerpo practicando las small talks, pero después de una o dos horas, su cuerpo le pidió sensaciones reales. Aunque ahora que lo veo, no sé si fue su cuerpo o su mente (que por cierto es parte de su cuerpo).

Ella miraba a su alrededor, y le encantaba. Parecía que observar a otras personas bailar fuese lo que ella necesitaba. No miraba a nadie en particular, era como si toda esa masa de gente fuese de su total interés. Y llenaba todo ese tiempo de conversaciones apagadas, y música alta para observar a otros danzar, y de vez en cuando ella misma le daba a su cuerpo el chance de respirar a lo bueno.

Esta chica  tenía rulos poco formados y una extraña languidez al caminar, por eso le hacía bien bailar. Obviabas la parsimonia que brotaba de ella, que no es  por hablar paja, pero la hacía lucir aburrida. De vez en cuando, el ritmo se iba de su sintonía, como si ella escuchara una mejor música dentro de si: quizá el bum bum que retumbaba en su corazón se hacía más rápido, o el frrrr de su respiración la calmaba antes de tiempo, y nada como clap clap de sus palmas guiadas por un misterioso ritmo de su corriente sanguíneo. Bailaba, y se perdía en esa gente y de su gente, cerrando los ojos y empujando a los desconocidos. Alguien le diría algo, la verdad a veces era difícil decidir si eran gentiles o estaban molestos. Yo sólo me enfocaba en ella. Sonreía con facilidad, y de repente (Escúchalo Lector)  “push pan, push pan, pushs pan” mil veces más. Aplaudía al ritmo, parecía en un trance, como si la precisión lo fuesen todo en ese instante. Con las primeras palabras “Oh I beg  you…”, sin poder controlar mi mirada, vi la pantalla; cabello azul, bocas grandes, y luego colores en círculos o círculos de colores. Recobré el control de mis pensamientos y bajé la mirada a donde ella estaba, pero la perdí totalmente ¡Que! Fueron unos tres segundos y se oía “be the ocean…” ¿Cómo me pasó? Tenía que verla de nuevo. Un poco ansiosa bajé las escaleras, también un poco poseída por el poder de los cinco los chilcanos que ya llevaba encima, y no vamos a quitarle protagonismo al beat de la canción y por supuesto el recuerdo. No sé por qué, pero era esa necesidad de verla una vez más. Me recordaba algo que quería sentir de nuevo.

 

Veía esas cruces de luz como cuando es muy de noche y la luz se transforma en magia; quizá el pisco ayudó a la metamorfosis de luz…sentía como la gente era un obstáculo, me interrumpían el encontrarla, la ocultaban de mí, o quizá ella me evadía un poco. No fue hasta el  “I, I follow you”, que la vi. Bailando con los brazos arriba, sin más nada que su vestido blanco, por allí habrá dejado su trago, era imposible ya verle los ojos, y yo necesitaba verlos vivos de nuevo. Estaba al otro lado del lugar oh “(s)he the rebel” y yo, yo definitivamente la runner, detrás de ella. Como pude separé la ola de gente, eran una masa histérica por sentir. Entendí, inmediatamente, dejé a la música guiarme a ella (siempre con un poco de intranquilidad, característico de mi naturaleza, de confiar.)

Me alcanzó la parte lenta de la canción, y yo pensaba que ya debía estar con ella. Sentí que la perdía, y la frustración se apoderó de mí, pero angustiada y nerviosa seguí deprisa todo el “tun tun tororero”  tratando de alcanzarla. Uf que ser tan flexible, se mueve como el agua; sentía que se me esfumaba.Y luego “..run wild” con voz seductora. Allí, una especie de energía llenó mi cuerpo, mi vestido blanco se hizo fluorescente; sin espacio para los lentes les guardé, esto iba a convertirse en realidad. Y el coro me aupaba “I follow you deep sea baby”. Luego de derribar tres tragos y cruzar una mala palabra con la diva de la esquina, sentí que venía la última colina muy alta de la canción “Dark doon, honey”, me preparó para subir y soltaron los “pa pa follow” más fuertes de la historia. Y de repente estabas tú. Bailando como siempre; con tu aire salvaje moviendo la cabeza de manera vertiginosa y demente. Volteaste, por primera vez en toda la noche, me miraste directo a los ojos,y nos vimos por mucho tiempo hasta cuando casi las voces desaparecían, nos reconocimos al instante, teníamos mucho de la otra en cada una. Entonces, solo quedaba bailar. Y eso hicimos, con movimientos suaves y ligeros al principio para no asustarnos, pero después de unos segundos con el calor que producimos y comprender que compartimos tanta historia nos soltamos y lo dimos todo en la pista; cuando no teníamos miedo a lastimarnos lo oxidado de nuestros cuerpos se suavizó y nos dejó disfrutarnos. Me solté el cabello para recordar que nada me sujeta, y los dedos haciendo movimientos aleatorios porque ellos son juguetones y la cadera swayed gently back a forth, y antes de que acabara la canción pasamos todo tipo de estados arriba esclarecida, abajo, despojadas, de  frente conscientes, de lado, poseídas y como si nos hubiésemos conocido durante toda la vida bailamos entre risas y cabellos despeinados. No need to say que fue innecesario intercambiar whatsapps. Estuvimos allí para la otra por el resto…

 

Fotos por Tortugavispada

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