Historia corta: ese momento especial

Sabes esos días donde el flujo vaginal se pone espeso, tan elástico tan fuerte, pero al mismo tiempo flexible. Esos días gloriosos donde la creación está disponible en el vientre y la reproducción casi se hace necesidad. Todo parece excitante, todo parece estimulador, todo parece increíblemente interesante.
Voy a reparafrasiar esa última frase, no todo parece increíblemente interesante. Lo que es interesante son todas las cosas que pasan por tu cabeza que quieres introducir en tu vagina. A veces miembros prominentes, otras veces verduras puntiagudas, en otras ocasiones juguetes de plastico, incluyendo dedos juguetones. Es una locura cómo el cuerpo funciona esos pocos días al mes.
Si, es repetitivo. Sólo quieres meter y sacar «instrumentos» de allí, a veces ascelerada, y otras veces más lentamente. Pero al mismo tiempo, me pasaba que cuando algo entraba y salía, salía y… de mi vagina, pues…la verdad es que no llenaba mis espectativas. De hecho quedada peor; con unas ganas tan insatisfechas.
Echar de menos el pene es una ilusión; es mejor tener ganas de un pene, a realmente introducir un pene.
No sé si es la era de la insatisfacción, pero hay cosas que me decepcionan, una de esas es el pene cuando tengo ganas de pene.

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