Este libro me lo recomendó un chico que escribe un boletín cada quince días sugiriendo libros de una editorial específica. Cuando leí lo que él y la autora tenían que decir sobre la novela, fue extraño en el cuerpo, pero existía algo magnetico en las palabras de ellos que me hizo querer leerlo. Lo busqué, y dejé que se «enfriara» las ganas para leerlo con unas expectativas razonables.
A los días mi padre sufrió una accidente, y debí viajar. Entonces, la lectura se pospuso de nuevo ya no por una necesidad autoimpuesta. A la vuelta de mi viaje, tenía muchas escalas de muchas horas, y aunque lo esperado hubiese sido dormir, preferí leer. Lo cual fue inesperado porque cuando no tengo mis necesidades básicas a tope, no estaría funcionando intelectualmente de ninguna manera.
Saque mi kidle y empecé a leer la novela. Es bastante corta, pero la devoré en una o dos sentadas. Pudieron haber sido tres, la verdad es que soy lo que se considera una slow reader. Y no pieses que lo veo como un defecto, me gusta y lo aprovecho sobre todo en la universidad; no releo y tengo buenas anotaciones. Sin embargo, el tiempo que invierto…es así, nada es perfecto.
Al comenzar la lectura de la novela me sentí muy identificada, mejor dicho me sentí plasmada en la lectura. Parecía que había un personaje parecido a mi no cualquier personaje, la protagonista. No era la apariencia, tampoco su forma de hablar sino era en su forma de pensar. Los pensamientos de la protagonista tenían una alta nota de realidad. Me alegró muchísimo, pero al mismo tiempo me di cuenta que es una maldita locura lo que sucede.
Te advierto que me voy a permitir un par de spoilers, aunque puede que no utilice el recurso. Durante la lectura pocas veces se experimenta una conversación, la mayoría del tiempo es la protagonista en su cabeza. Si, es una novela llena de silencios, y me permito decir que silencios femeninos. Y, todavía, cada vez que se habla o escribe sobre mujeres surge el tema de la violencia patriarcal. Esta novela no es la excepción. A medida que transcurren los hechos sientes que te está pasando a tí. Particularmente, no experimenté la violencia de ningún arrendador aunque si me han pedido sexo a cambio de algo: ya sea material o laboral. Lastimosamente, no puedo decir que me sorprende, y no tienes idea de lo mucho que me sigue encabronando. Porque no todo está perdido, amigx.
Gran parte de la novela estuve enojada, como hija sana del patriarcado, con la protagonista: por sus decisiones de mierda, por sus silencios, por su tolerancia, por su levedad, por su sumición al descaro, por tantas cosas más. Después me di cuenta que ella estaba teniedo estos pensamientos descabellados porque así son las opciones para las mujeres: escuetas y escalofriantes. La protagonista soportó muchas calamidades y nunca pudo revelarse contra el sistema opresor que la rodeaba. Sus aliadxs que fueron pocxs, fueron incapaces de ayudarla, ya sea por la naturalización de la violencia o porque el ego no les permitia entender la señales peligrosas en el ambiente árido que la rodeaba.
No, no voy a pasar por alto la relación tóxica: el inicio controversial, la aceptación del trato, la obsesión incomprensible, la pasión (?) enfermiza, la intimidad débil, la continuidad rutinaria, el desequilibrio de no encontrarse en la relación, la ruptura esperada y el duelo desesperado. Para mi fue una agonia, de hecho cuando el tipo le dice que es por ella, por sus ansias de querer más de él que todo se acaba entre ellos me dieron ganas de romperlo todo, incluso a mi misma. Evidentemente, he estado en ese tipo de relación espantosa antes, y verme allí recibiendo de nuevo (y abriendo procesos) la inquietante realidad ahora en forma de historia, corroborando que no fui la única, que no estamos ni cerca de que este tipo de relaciones se extingan, me causó, primero angustia y luego dio paso a la ansiedad. Felizmente, ya tengo herramientas para resignifcar las experiencias, y especificamente, el abuso emocional que sufrimos las mujeres y pude entender que se tiene que hablar y escribir, preferiblemente de mano de mujeres, sobre lo que sucede en la psique femenina. No, no sólo para decir «he estado allí» sino para crear el movimiento sororo que es fundamental para superar tanta violencia machista.
El escenario tenaz en el que se desarrolla la historia, parecira que retratara el abandono en el que se deja a las mujeres cuando son violentadas por las instituciones construidas por y para hombres blancos cisgenero heterosexuales. Lo desolado me llevó a ese terrible lugar de desesperanza, y puede que esté llevando mi feminismo muy lejos, y si es así probablemente eres unx de esa gente privilegiada que puede caminar de noche solx sin tener un ápice de miedo por su seguridad física, emocional y sexual. Eso también quiere decir que perteneces a un grupo muy pequeño de seres humanos.
El estado de las cosas cambia. Y yo me alegro mucho no sólo de ver el cambio sino de ser parte del mismo. Mientras tanto me alegro que Un amor me recordara porque milito todos los días (como si se necesitaran más recordatorios). Fue un recordatorio de 100 páginas del camino recorrido, de la importancia de mi grano de arena y de no olvidar lo que ha movido a más de la mitad de la población mundial a salir y protestar: la lucha por nuestros derechos. Porque el futuro, de lo que nos queda como especie humana, no será ésto por siempre.